
Los secretos que guarda María del Pilar
Foto: semana.com
Esta es la radiografía de por qué, cómo y contra quiénes actuó ilegalmente el DAS durante el gobierno de Álvaro Uribe.
Colombia vive un terremoto político desde la madrugada del sábado cuando un avión de la Policía aterrizó en Bogotá, procedente de Ciudad de Panamá, con una sola pasajera: María del Pilar Hurtado, exdirectora del DAS durante la administración de Álvaro Uribe Vélez.
Aunque está acusada de concierto para delinquir agravado, peculado por apropiación, falsedad ideológica en documento público, violación ilícita de comunicaciones agravada y abuso de función pública, a la gente lo que más le importa saber es si ella contará si alguien y quién le ordenó chuzar a periodistas, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y líderes de la oposición.
Se trata de una historia que la revista SEMANA ha investigado a profundidad, tal como lo demuestra este reportaje publicado en septiembre del 2010 y que este portal reproduce por tratarse de un tema de enorme interés.
Le decían Betty y su código secreto era Y66-3. Su tarea, aunque sencilla, no dejaba de ser crítica: ubicar una grabadora en una cavidad de la mesa central de la sala principal de la Corte Suprema de Justicia, antes del inicio de las sesiones plenarias. Por ese trabajo, su agente de control -'Samantha', bautizada 'la Mata Hari' por los medios- le entregaba una platica que complementaba sus precarios ingresos como empleada de los tintos del Alto Tribunal. El jueves pasado, Janeth Maldonado fue destituida fulminantemente por la Corte, por haber violado la confianza de los magistrados. Este fue apenas el último episodio del peor caso de espionaje estatal de que se tenga memoria en el país.
Según la Fiscalía, el DAS espió a la Corte Suprema de Justicia por lo menos durante dos años. Se hizo de forma continua y a través de varios caminos que incluían desde seguimientos e inteligencia financiera, hasta lograr que personas muy cercanas a los magistrados traicionaran su confianza. Estas son algunas de las primeras conclusiones que se desprenden de las declaraciones dadas a la Fiscalía por los funcionarios de Inteligencia que, uno a uno, se acercan a la justicia buscando beneficios a cambio de contar la verdad y de ayudar a dar con quienes dieron las órdenes de tamaña operación de espionaje.
Ya son media docena de funcionarios del DAS, entre los que se encuentran los ex jefes de Inteligencia y Contrainteligencia, y la subdirectora de Operaciones de Inteligencia, que han suministrado importantes detalles que cada vez les dan más forma a los aterradores hechos que reveló SEMANA a comienzos de 2009. Al cruzar sus testimonios, aparecen cada vez con mayor nitidez las huellas de cómo se fraguó una conspiración contra la Corte Suprema de Justicia, que comenzó con la búsqueda de información reservada del Tribunal y la verificación de posibles nexos entre magistrados y personas non sanctas, y que terminó en una campaña de desprestigio en contra de los juristas.
Para ayudar a aclarar el caso, SEMANA relata cómo sucedieron los hechos, según los protagonistas.
La primera piedra
El lunes 25 de septiembre de 2006, el presidente Álvaro Uribe se salió de sus casillas. La gota que rebosó su copa fue una entrevista en SEMANA de Yesid Ramírez, presidente de la Corte Suprema de Justicia, en la que el magistrado se fue lanza en ristre contra la decisión de Uribe de respaldar a la Corte Constitucional en el conocido choque de trenes por la tutela contra sentencias. Ramírez dijo que irían al Congreso "para que tomen la decisión patriótica de impedir que en este país se vuelva a consagrar una monarquía absoluta por la Corte Constitucional, avalada por el presidente Uribe".
Esto desató el ánimo exaltado de Uribe, que el país conocería en más de una oportunidad, y llamó a Ramírez para hacerle fuertes reproches por sus declaraciones. Que el jefe de una rama del poder público le cante la tabla a otro no ocurre todos los días. Menos, que uno le tire el teléfono al otro, como hizo Ramírez. Ambos quedaron lejos de pensar que el incidente se había superado.
La Corte Suprema se sentía traicionada. Desde el comienzo de su primer mandato, el Presidente había cuestionado a la Corte Constitucional y había dicho que, como su nombre lo indica, la Suprema debía ser la instancia de cierre de la justicia. La Corte Suprema atribuyó el cambio de posición del gobierno a la aprobación de la primera reelección de Uribe por parte de la Constitucional.
Un mes después comenzó el escándalo de la llamada parapolítica, cuando la Corte Suprema llamó a indagatoria a tres congresistas de la coalición uribista. Ahí se selló la recíproca percepción de que había una conspiración: por un lado, la Corte no veía como genuino el cambio de posición filosófica del Ejecutivo, y este último no veía como una acción de la justicia la vinculación de sus aliados a procesos judiciales, sino como una retaliación que buscaba acorralarlo. La pelea estaba casada.
El proceso de la parapolítica rápidamente creció. En febrero de 2007 ya ponía tras las rejas a siete congresistas más, cada uno más cercano a Palacio, entre ellos Álvaro Araújo, lo que llevó a que su hermana, María Consuelo Araújo, dimitiera como canciller. Un duro golpe para Uribe, quien había prometido mantener a sus ministros por largo tiempo, y que en este caso sentía que se lo habían tumbado con un escándalo, según él, infundado e injusto. Casi en simultánea, comenzaron los anuncios del congresista Gustavo Petro de que haría un debate para revelar los alcances de los paramilitares en Antioquia.
La infiltrada
En el DAS, el subdirector de Fuentes Humanas, William Romero, dio instrucciones a Alba Luz Flórez, hoy conocida como 'la Mata Hari' y cuyo alias era 'Samantha', de infiltrar a la Corte Suprema de Justicia, para buscar información de las investigaciones y de lo que se discutía en la Sala Plena. Esta operación, según el testimonio de Flórez ante la Fiscalía, empezó en marzo de 2007. A la misión de trabajo de Flórez se le puso el nombre de 'Escalera', y duró hasta mediados de 2009.
Los indicadores de evaluación de esta espía son muy dicientes de su trabajo: "... en la misión de trabajo se me evalúa con unos objetivos muy específicos, como son el reclutamiento de dos fuentes semestrales del blanco (es decir, de la Corte Suprema) y suministro de información privilegiada de cuatro informes de inteligencia mensuales", dice Flórez en su declaración.
A la 'Mata Hari' la felicitaron por su labor en "resultados de orden estratégico, que hace referencia a información privilegiada para la toma de decisiones del Alto Gobierno para la Seguridad Nacional".
Como fachada para acercarse a la Corte, Flórez fingió ser una distribuidora de productos naturales, pero su esfuerzo solo le permitió conocer a personas que no tenían el acceso a los magistrados que requería su misión. Ante el riesgo del fracaso, decidió acudir a otras tácticas.
Revivió una antigua relación sentimental que había tenido con un oficial de la Policía que para ese momento era el jefe de Seguridad del Congreso de la República. Flórez dice que lo manipuló, que su fin era enamorarlo y entonces convencerlo de que si no le ayudaba en su misión con la Corte Suprema de Justicia, corría el riesgo de ser trasladada y no se podrían cumplir las promesas de matrimonio que le hacía.
Fue así como llegó a su primera fuente confiable, un suboficial de Policía, quien luego sería el escolta de Iván Velásquez, el magistrado auxiliar que lideraba las investigaciones de la parapolítica. "Usted tiene más compromiso con el Presidente que con la Corte", le dijeron al suboficial para convencerlo de traicionar a los magistrados.
A los pocos días, este suboficial lo contactó con otro funcionario que también se convertiría en su informante. Con esto, Flórez no solo había cumplido su cuota de lograr dos fuentes en ese primer semestre, sino que ya realizaba detallados informes de inteligencia a partir de los comentarios que sus infiltrados escuchaban en los pasillos, mentideros y reuniones privadas del Palacio de Justicia.
El segundo 'round'
El anunciado debate de Gustavo Petro fue mucho menor de la expectativa que generó. Pero sí logró extender el manto de duda sobre eventuales relaciones entre paramilitares y lo más sagrado para el presidente Uribe: su familia.
No pasarían muchos días para que en la Corte Suprema el nombre de Mario Uribe, primo del Presidente, empezara a sonar con más fuerza. Fue en junio que el jefe paramilitar Salvatore Mancuso y la congresista Eleonora Pineda dijeron haberse reunido con el senador, testimonios que le sirvieron a la Corte para abrir una investigación previa el 10 de julio contra Mario Uribe.
Para ese momento, las labores de infiltración del DAS a la Corte Suprema arrojaban sus primeros resultados. Con las pesquisas de sus fuentes, la detective Flórez preparó uno de sus primeros informes en el que, de forma detallada, relacionaba la estructura de la Corte, la conformación de sus tres salas, los nombres de los magistrados titulados y auxiliares, los empleados de los despachos y el número de la extensión de cada uno. Estos informes llegaban al DAS, a manos de William Romero, su jefe directo.
Entre tanto, las diferencias entre la Corte y el Ejecutivo se acrecentaban, y cualquier cosa, por mínima que fuera, servía de pretexto para que se mostraran los dientes.
El caso Tasmania
En solo un par de meses, las indagaciones en el caso de Mario Uribe se convirtieron en una investigación penal de la Corte, que fue abierta el 26 de septiembre de 2007. Tres días después, el gobierno quedaría enredado en un montaje que buscaba desprestigiar a Iván Velásquez, magistrado estrella de la parapolítica. De acuerdo con el testimonio de la ex subdirectora de Operaciones de Inteligencia del DAS Martha Leal a la Fiscalía, el sábado 29 de septiembre Fernando Tabares, el director de Inteligencia, la citó con urgencia al despacho de la nueva directora, María del Pilar Hurtado, con quien mantenía una estrecha amistad.
Allí le dijeron que "una persona de Presidencia" los había contactado con una persona en Medellín que tenía información clave que demostraría cómo supuestamente el magistrado Velásquez estaba haciendo propuestas a un paramilitar para obtener declaraciones falsas contra el presidente Uribe.
A las pocas horas, Martha Leal salió hacia Medellín a reunirse con Sergio González, abogado de Tasmania, un paramilitar detenido. Leal llegó al aeropuerto de Rionegro a las 5:30 de la tarde, y al encontrarse con González, "subimos en su vehículo en compañía de su esposa, y nos dirigimos a un lugar que está a unos 15 minutos del aeropuerto donde nos sentamos a hablar del documento que me iba a entregar", dijo Leal en su declaración.
El abogado le contó que el magistrado Velásquez se había reunido de forma irregular con su apoderado, y que aprovechando su ausencia, lo presionó amenazándolo con años de cárcel si no declaraba contra el presidente Álvaro Uribe. Según el abogado González, en una carta Tasmania decía: "el señor Velásquez, según me parece, lo quiere perjudicar. Es lo único que le interesa. A cambio, entrega lo que sea".
Al día siguiente, domingo, la directora del DAS la llamó afanada, pues alguien de la Presidencia había quedado de pasar esa noche por su casa a recoger la información. El lunes Leal fue citada de nuevo al despacho de Hurtado. Allí recibió la instrucción de ponerse en contacto con Mario Uribe para viajar y regresar ese mismo día a Medellín, pues requerían enviar un documento urgente al Presidente. "Después de haber hecho las reservas... hablamos nuevamente con el doctor Uribe, y él me indica que va a enviar a alguien de su oficina para que me entregue un sobre en el aeropuerto de Rionegro... llegué a Rionegro, contacté a la persona, me entregó el sobre e inmediatamente me 'chequié' y salí en el mismo avión que había llegado", dice Martha Leal. Tan pronto regresó al DAS, se reunió con la directora y le entregó el sobre.
Luego cuenta que fue amonestada porque alguna vez no le prestó suficiente atención a una llamada del abogado Sergio González. La directora del DAS le dijo que "cada vez que él me llamara yo debía verme con él o atenderlo, de manera que tuve que viajar varias veces a Medellín cuando el abogado me llamaba, a fin de recibir mensajes que este enviaba a la Casa de Nariño y que se hacían llegar a través de la directora del DAS".
Este particular servicio de mensajería se utilizó para informar en Palacio que otro paramilitar, Francisco Villalba, estaba en un tratamiento psiquiátrico, y que esto podría ser útil para desvirtuar una declaración que había hecho sobre la supuesta participación de Mario Uribe en una masacre.
Al comenzar octubre, el mismísimo Presidente hizo pública la denuncia de Tasmania. Acusó a la Corte Suprema de armar un complot en su contra. A través de un comunicado de prensa, el 8 de octubre Palacio informó de la carta de Tasmania en la que se estarían ofreciendo beneficios a él y su familia a cambio de acusar a Uribe y a otras personas de ser autores intelectuales del atentado contra un paramilitar. La Corte cerró filas y su presidente, César Julio Valencia, denunció cómo ellos estaban siendo sometidos a seguimientos y espionaje. La directora del DAS salió a los medios a negar que eso estuviera sucediendo.
Ocho meses después, la investigación de la Fiscalía descubrió que lo de Tasmania era un montaje y que lo urdido fue una campaña de desprestigio contra Velásquez que habría sido orquestada por un paramilitar conocido como el Tuso Sierra, también defendido por Sergio González.
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Fuente: semana.com